Telmo Rodríguez dirigió hace unos días en Monvínic una cata de grandes vinos del Valle del Ródano. Telmo es un viajero inagotable que tiene profundas y longevas amistades con viticultores y enólogos de los cinco continentes, entre los que se hallan, como no, muchos de los vignerons del Valle del Ródano, con los que ha trabajado y con los que se siente muy identificado y admira profundamente. Telmo llegó cargado de anécdotas y dejo claro la obsesión que tienen en el Valle del Ródano de hacer vinos muy puros, vinos cuyas entrañas conoce casi tan bien como sus propios autores. Fue un viaje íntimo, irremplazable y mágico al corazón del Ródano.
La cata comenzó con tres vinos blancos muy originales y muy diferentes entre sí, que despertaron muchas emociones entre los asistentes: Georges Vernay Condrieu Coteau de Vernon 2006; Jean-Louis Chave Hermitage Blanc 2004; y Château de Beaucastel Châteauneuf-du-Pape Roussanne Vielles Vignes 2000.
A continuación se cataron nueve tintos que representaban las diferentes zonas del Valle de Ródano y sus mejores vinos, todos destacaron en su gama y en todos se pudo ver la obsesión de la zona por reflejar la pureza de los vinos y los diferentes estilos y variedades de uva utilizados: Alain Graillot Crozes-Hermitage 2007; Domaine de Trévallon Provence 2004; Auguste Clape Cornas 2005; Domaine Jamet Côte Rôtie 2006; René Rostaing Côte Rôtie 2004; Domaine Clusel-Roch Côte Rôtie Les Grandes Places 2004; Domaine du Pegau Châteauneuf-du-Pape Cuvée Réservée 2004; Château Rayas Châteauneuf-du-Pape 2001; y Guigal Côte Rôtie La Landonne 1995.
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