Lo avanzábamos hace unos días y, al final, pasa lo que pasa. Si el Ministerio ahora quiere seguir en sus trece y no contar con las DO, pasará que habrá muchos que no quieran formar parte de la interprofesional y lo que se plantea como solución a un desmembramiento del sector será otra pauta más para provocar que cada uno haga los negocios por su cuenta.
De intentar vertebrar el sector se pasará a un total estado anárquico en el que hasta las propias Denominaciones de Origen, que ya empezaban a estar cuestionadas, pueden salir mal paradas. Habrá unos que desde dentro se quieran unir y habrá otros que siendo parte importante de estas organizaciones no vean nada claro los planteamientos.
En una entrevista de Mercados del Vino y la Distribución (en exclusiva), realizada esta misma semana a Amancio Moyano, Presidente de la Conferencia Española de Consejos Reguladores del Vino y de la Denominación de Origen Toro, señala que "lo que en modo alguno entendemos es que la colaboración con las denominaciones de origen y con CECRV, en tanto que organización que legítimamente las representa, se guíe por la arbitrariedad, en función de los asuntos a tratar. Eso resulta inaceptable".
INACEPTABLE. Esa esa la palabra. La arbitrariedad de las instituciones. A unos sí y a otros no. No sólo en esto, en muchos ámbitos. ¿Por qué? Si estás en el sitio adecuado en el momento oportuno. Perfecto. Sino es así. No tan perfecto.
En la misma entrevista Moyano indica que "el Ministerio debe ser la casa de todos […], que deben ser informados al mismo tiempo y en igualdad de condiciones". Premisas estas de dudoso cumplimiento últimamente.
Lo importante, en esto de estar todos unidos dentro del sector del vino, sería buscar similitudes con otros mercados que ya cuenten con un organismo de las mismas características ya implantado.
Lo dicho esto cada vez apunta más a mayor división que a una gran unión, por lo menos, si sigue por este camino.
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