martes, 30 de septiembre de 2014

La pasión por hacer el mejor vino

El trabajo en las bodegas de Carmelo Rodero comienza con la luz del alba. Así nos lo comenta el propio Carmelo. La preparación de los días que de vendimia que llegarán en breve su pone que el día anterior dejó las instalaciones al filo de la medianoche y hoy ha llegado antes de las ocho de la mañana. Es el ejemplo de la pasión por el trabajo bien hecho.


Esta pasión la traslada a cada unos de estos vinos acogidos a la DO Ribera del Duero y elaborados principalmente con las variedades Tinta del País y Cabernet Sauvignon. Carmelo empezó muy pronto en el trabajo en el campo. Él se considera agricultor, pero su trabajo ha pasado por la innovación diaria a la hora de perseguir la mayor calidad para sus vinos.

En su trabajo siempre ha estado apoyado por su esposa Elena, a la que conocemos a la hora de la comida con el típico asado de la zona y, por supuesto, maridado por algunos de los mejores vinos de la bodega. Las instalaciones se preparan para acoger en el futuro varias habitaciones destinadas al enoturismo. Mientras el salón donde nos sirven es un escaparate al viñedo. Las amplias cristaleras dejan observar lo principal, el campo.

La producción de estos vino procede de viñedos propios más de 120 hectáreas en Pedrosa de Duero entre las que encontramos viñedos de más de 30 años y de algunos de la zona que cuidan con el mismo cariño que los propios. La poda en verde y los racimos quitados para liberar a la cepa de una sobrecarga así lo apuntan a la hora de la visita al viñedo.

Las instalaciones de la bodega son simplemente maravillosas. La apuesta por la innovación es constante y el cuidado y limpieza denotan lo que luego se aprecia en el vino, la detalle de todos los matices. Del amplio parque de barricas con que cuenta la bodega la mitad son renovadas cada año.

Siempre se habla del maridaje de los vinos. En este caso los vinos que probamos se puede apuntar que tienen una gran maridaje con todo. Podrían acompañar a un lechazo asado y a una merluza al horno.  Esto refleja su gran equilibrio final. Son vinos de color cereza. En nariz desprenden aromas a fruta roja madura y notas especiadas. En boca son sabrosos y frescos, con buena frutosidad y taninos maduros. La temperatura de servicio rondan los 16ºC.


Carmelo Rodero procede de una familia de viticultores de la ribereña localidad de Pedrosa de Duero, Burgos, pertenece a la cuarta generación de viticultores. Sus bisabuelos elaboraban el vino en los clásicos y antiguos lagares, hasta que se fundó la Cooperativa Vinícola de Pedrosa de Duero, de la cual fueron  fundadores. Continuando con dicha trayectoria comenzó cultivando las viñas pertenecientes a su familia durante unos años, mas tarde decidió desvincularse de ésta, y con 50 hectáreas de viñedo, comenzó vendiendo sus uvas a la mítica Bodega Vega Sicilia durante 14 años.

En 1990 inició su propia andadura. Apostó por el futuro y la calidad sabiendo que la base de un gran vino pasa por unas buenas uvas, por lo que Bodegas Rodero se enorgullece de que desde su primera elaboración en 1991, todos sus vinos han sido premiados en las ferias y catas más importantes, tanto nacionales como internacionales.


Carmelo ve continuada su acción emprendedora en este momento con la incorporación de sus hijas Beatriz y María muy involucradas en el proyecto. Cada una en su parcela, Beatriz, enóloga, y María, empresaria, aportan con el mismo grado de compromiso que su padre un plus a esta empresa que cumplirá dentro de unos meses su 25 aniversario.

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