El trabajo en las bodegas de Carmelo Rodero comienza con la
luz del alba. Así nos lo comenta el propio Carmelo. La preparación de los días
que de vendimia que llegarán en breve su pone que el día anterior dejó las
instalaciones al filo de la medianoche y hoy ha llegado antes de las ocho de la
mañana. Es el ejemplo de la pasión por el trabajo bien hecho.
En su trabajo siempre ha estado apoyado por su esposa Elena,
a la que conocemos a la hora de la comida con el típico asado de la zona y, por
supuesto, maridado por algunos de los mejores vinos de la bodega. Las
instalaciones se preparan para acoger en el futuro varias habitaciones
destinadas al enoturismo. Mientras el salón donde nos sirven es un escaparate
al viñedo. Las amplias cristaleras dejan observar lo principal, el campo.
La producción de estos vino procede de viñedos propios más
de 120 hectáreas en Pedrosa de Duero entre las que encontramos viñedos de más
de 30 años y de algunos de la zona que cuidan con el mismo cariño que los
propios. La poda en verde y los racimos quitados para liberar a la cepa de una
sobrecarga así lo apuntan a la hora de la visita al viñedo.
Las instalaciones de la bodega son simplemente maravillosas.
La apuesta por la innovación es constante y el cuidado y limpieza denotan lo
que luego se aprecia en el vino, la detalle de todos los matices. Del amplio
parque de barricas con que cuenta la bodega la mitad son renovadas cada año.
Siempre se habla del maridaje de los vinos. En este caso los
vinos que probamos se puede apuntar que tienen una gran maridaje con todo.
Podrían acompañar a un lechazo asado y a una merluza al horno. Esto refleja su gran equilibrio final.
Son vinos de color cereza. En nariz desprenden aromas a fruta roja
madura y notas especiadas. En boca son sabrosos y frescos, con buena
frutosidad y taninos maduros. La temperatura de servicio rondan los 16ºC.
Carmelo Rodero procede de una familia de viticultores de la
ribereña localidad de Pedrosa de Duero, Burgos, pertenece a la cuarta
generación de viticultores. Sus bisabuelos elaboraban el vino en los clásicos y antiguos
lagares, hasta que se fundó la Cooperativa Vinícola de Pedrosa de Duero, de la
cual fueron fundadores. Continuando con dicha trayectoria comenzó cultivando las
viñas pertenecientes a su familia durante unos años, mas tarde decidió
desvincularse de ésta, y con 50 hectáreas de viñedo, comenzó vendiendo sus uvas
a la mítica Bodega Vega Sicilia durante 14 años.
En 1990 inició su propia andadura. Apostó por el futuro y la
calidad sabiendo que la base de un gran vino pasa por unas buenas uvas, por lo
que Bodegas Rodero se enorgullece de que desde su primera elaboración en 1991,
todos sus vinos han sido premiados en las ferias y catas más importantes, tanto
nacionales como internacionales.
Carmelo ve continuada su acción emprendedora en este momento
con la incorporación de sus hijas Beatriz y María muy involucradas en el
proyecto. Cada una en su parcela, Beatriz, enóloga, y María, empresaria,
aportan con el mismo grado de compromiso que su padre un plus a esta empresa
que cumplirá dentro de unos meses su 25 aniversario.
Magnifica bodega!
ResponderEliminarExquisito resultado...Felicidades!