
El año 2008 ha sido considerado un ejercicio complicado para los bodegueros. Un invierno frío y seco, y una brotación puntual y en perfectas condiciones, auguraba una excelente cosecha. La primavera trajo consigo un brusco cambio meteorológico marcado por un intenso frío así como por la presencia de lluvias permanentes en abril y mayo, provocando un retraso del ciclo vegetativo de la uva y una gran pérdida de la cosecha por el temido “corrimiento de flor” (flores que no llegan a convertirse en grano). A mediados de junio cesaron las lluvias y se presentó un verano seco, pero no cálido, que hizo que el proceso de maduración fuese lento y equilibrado. Así a mediados de octubre pudo comenzar la vendimia con una uva sana y madura.
En líneas generales la añada 2008 muestra un mayor frescor e intensidad aromática que 2007, con complejidad y estructura en su paso por boca, manteniendo los aromas y sabores propios e inconfundibles de un txakolí de Bizkaia, como las notas a fruta blanca, flores, hierbas, o su inconfundible frescor como rasgo diferenciador de todos sus vinos.
El consejo regulador de la D.O.Bizkaiko Txakolina lleva años realizando un trabajo de concienciación entre viticultores, enólogos y bodegueros para dotar a sus vinos de una identidad propia e inimitable. El trabajo de los últimos años ya está arrojando sus frutos, Bizkaiko Txakolina es ya una denominación de origen con una carácter propio, con unos vinos únicos e inimitables. Cada vez más bodegas acogidas al consejo regulador modernizan sus instalaciones y enfocan sus creaciones a la búsqueda de lo característico de su tierra y de su clima, dotando de peso al conjunto de bodegas que conforma la D.O.Bizkaiko Txakolina.
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