El vino, un producto de calidad

Al llegar estas fechas previas a la Navidad, todos deseamos tener alguna botella de vino especial con la que acompañar las comidas y cenas que compartimos con nuestros seres más queridos. No nos preocupa gastarnos un poco de dinero en comprar alguna marca en espcial, pero desde luego no nos importa que nos regalen alguna botella.

En el caso de que nos hagan llegar algún presente en formato de cristal con líquido denominado vino dentro, las pegas a la calidad del producto serán mucho menores. Ya se sabe "a caballo regalado no se le mira el diente". Pero esto no quiere decir que el vino no sea un producto de calidad.

Se están haciendo muchos y grandes vinos en España, pero creo que no le beneficia a este sector la aparición en algunas situaciones. El vino es calidad y junto a él se regalan otra serie de utensilios. El problema es que el precio del producto se ha disparado en muchos casos, con lo que ha pasado de ser un producto de calidad a ser uno de lujo.

Esto lleva implícita una consecuencia. Si es un producto de lujo, hay quien piensa en regalarlo con la compra de otros enseres, como premio a esa adquisición de otros productos necesarios. En este sentido, considero que el vino pierde su identidad.

La crisis ha perjudicado al comercio en general y cualquier regalo llamativo puede hacer engordar unas cuentas de las empresas que están muy por debajo de los últimos años. El vino se regala si compras tres botes de pintura. Si necesitas sólo dos, compra tres y te llevas la botella. La oferta, el cartel y la botella de en una tienda de la calle Menéndez Pelayo de Madrid. La marca Viña Alarde, Crianza de 2006 de Bodegas Berberana.