Sin ninguna discusión, la dieta mediterránea es la mejor para el cuerpo humano. Otra cosa es que esta dieta la ajustemos a nuestros gustos y tergiversemos sus términos principales. En esta dieta, por supuesto, aparece el vino como uno de los elementos principales. Como siempre tomado en su justa medida.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) decidirá en su próxima sesión de noviembre si incluir a la Dieta Mediterránea en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
En el año 2007 el Gobierno catalán propuso a la UNESCO la candidatura de la Dieta Mediterránea a Patrimonio de la Humanidad, una iniciativa a la que se sumaron el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) del Gobierno de España, así como los respectivos gobiernos de Italia, Grecia y Marruecos, lo que llevó a presentar finalmente una candidatura conjunta ante la UNESCO el 29 de agosto de 2009 en París. (Artículo completo recogido en la red social del vino wineclan.com)
Desde la Fundación Dieta Mediterránea, coordinadora técnica transnacional de la candidatura, se justifica la demanda de considerar esta dieta como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en que ésta abarca mucho más que hábitos alimentarios convirtiéndose en “un corpus cultural extraordinario que abraza a todos los pueblos de la cuenca mediterránea, constituido de paisajes, cultivos y técnicas, de mercados, de elaboraciones, de espacios y gestos culinarios”. Con este reconocimiento, además, se protegería todo este acervo cultural que la globalización y los cambios socioculturales están poniendo en riesgo de erosión.
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